En 2009 tuve la oportunidad de participar, en la creación del archivo de la grafica popular hondureña, en ese entonces el país estaba pasando por una crisis política la cual dividió la opinión de miles de hondureños y me pregunté, ¿dónde puedo ir a tomar estas fotografías sin que la gente se sintiera amenazada u hostigada por mi presencia como fotógrafo?, pues decidí tomar viaje e ir al departamento más grande de Honduras; Olancho.
Resulta que a pesar de mi temor a ser mal interpretado, me tomé el tiempo de hablar con la gente y explicarle la importancia del arte gráfico que adornaba sus tiendas y negocios, una vez que me pude explicar con ellos, la gente muy amablemente me permitió retratar los rótulos y gráficos de sus establecimientos, siempre con la consulta insistente de en qué periódico o revista iban a salir las fotografías de sus negocios.
Una vez que ya había encontrado la forma de abordarlos sin crear polémica, fue más fácil recorrer las calles de la cuidad de Catacamas, visitar sus mercados, que fue donde encontré la mayor diversidad de gráficas, desde las más rústicas hasta las muy elaboradas. Posteriormente, de Olancho me trasladé a la capital Tegucigalpa donde me enfoque en los mercados más grandes y populares, como el mercado Colon y San Isidro, los dos destruidos en 2012 por un gran incendio que arraso con la mayoría de los negocios que en su momento había retratado.
Manejando y buscando por Tegucigalpa me di cuenta que muchas colonias y barriadas estaban llenas de arte popular, encontré muchos talleres de automóviles y tiendas decoradas con imágenes muy peculiares y llenas de creatividad. Poco a poco, me fui alejando de la cuidad y comencé a visitar pequeños pueblos como Santa Lucía y Valle de Ángeles, donde encontré que el arte gráfico iba más allá de la pintura y se concentraba en el tallado de figuras y de relieves en sus palabras.
La gráfica popular me hizo ver que el arte se manifiesta en cada esquina de nuestras comunidades, ya sea muy rústico o elaborado en sus formas, cada imagen lleva un mensaje que nos invita a pasar, tomar, comer, reparar y comprar. Finalmente, me di cuenta que estos pequeños negocios son el corazón de nuestros pueblos y nuestro deber es apoyarlos y contribuir a su crecimiento, debemos dejarnos llevar por la pintoresca invitación que a través de su arte gráfico nos invita a ser parte de ellos, a conocer cada vez más de los potenciales de nuestra Honduras.
Sobre Javier Maradiaga
Biólogo hondureño por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y fotógrafo por el New York Institute of Photography. De igual forma ha participado en distintas muestras colectivas en diferentes países como: México, USA, Bolivia, España, Taiwán y Honduras. Sus fotografías documentales se han publicado en varios espacios virtuales de reconocidas publicaciones como la revista National Geographic, London BBC y PEW Environment.
Ha obtenido premios y reconocimientos como el Segundo lugar en el Concurso Nacional de Fotografía de Naturaleza, organizado por el Instituto de Conservación Forestas ICF, Noviembre de 2011. Premio Nacional de Fotografía "Maternidad segura" otorgado por la Organización Panamericana de la salud, 2011, el Premio Nacional del Ambiente XIII Edición año 2009, en la categoría individual Educación e Investigación Ambiental, con el proyecto Sonidos de la Moskitia, ganador por Honduras de la Primera Bienal de Fotografía de Centroamérica-Panamá 2008, director y coproductor de la obra de video "Desilusión", Premio ICARO 2007 al mejor corto experimental.